9/29/2008

Escaleras

Publicado por Olga Zaneria |



Aún no estoy preparada; la voz no me tiembla y la frase parece improvisada, todo suena muy convincente mientras no salga del baño de mi casa. Sola frente al espejo hasta yo me lo creo.
Pero al verte soy incapaz de hablar, me atenaza la inseguridad, para que salgan las palabras con fluidez aún me queda mucho camino por recorrer. Tendría que verte de igual a igual. Tendría que no temer decirte la verdad. Debería no haber perdido toda la legitimad, para poder aportar, en lugar de ir a remolque aguardando con ansia lo que me quieras dar.
No escribo cartas a los Reyes Magos, no busco imágenes que guardar en un portarretratos… Sé que no soy gran cosa, sólo quiero no tener que empezar cada día desde el principio, cuestionándome incluso si querrás que seamos amigos.
He sido yo la que se ha colocado ahí y ahora quizá es demasiado larga la escalera que me queda por subir si quiero de algún modo estar cerca de ti.

9/22/2008

Contigo me llegó la ludopatía

Publicado por Olga Zaneria |


Eso no era para mí. Siempre lejano, siempre, territorio vedado: “¡Niña tú no mires para las mesas! Tú no tienes cualidades.”
Tanto lo oí que me lo acabé tragando, e intentaba autoconvencerme de que aquello sólo era cosa de viejos y gente ociosa, aunque de vez en cuando, como a todos, me gustaba jugar una manita. Jugaba sin pretensiones, en mi cabeza se repetía el: “Tú no tienes cualidades”... Hay que estar muy loco para querer jugar conmigo. Así que mis partidas casi siempre han sido cortas y previsibles.

Pero el día que te vi sentado, solo, en aquella mesa de un casino al que ni siquiera pensaba ir, me entraron ganas de sacar mi baraja nueva de Heraclio Fournier y echar contigo una partida.
Desde la segunda mano me dí cuenta que no estaba ante un jugador cualquiera, por eso me temblaban las piernas y se me caían las cartas, circunstancia que aproveché para guardarme alguna en la manga, nunca es bueno que desde el principio se te vea la baza.

Ahora tú ya sabes que no soy buen tahúr, hay demasiadas cartas bajo el tapete. Pero de nada serviría ponerlas ya boca arriba, a ti te aburre la partida y ya se está haciendo de día y cualquier momento nos pueden echar.

A mí me encantaría seguir jugando pero sé que te mereces un contrincante mejor. Pero no pasa nada, tú y yo somos AMIGOS, lo importante no es el casino, cualquier día nos encontraremos en un bar tomando un vino.

9/18/2008

Ley de dependencia

Publicado por Olga Zaneria |


ELEEEE!!! “LA INFANTA ELENA COBRA 200.000€ AL AÑO”
Es la pensión no contributiva por invalidez más cuantiosa que conozco.

9/07/2008

¡¡¡¡ Por fin!!!!

Publicado por Olga Zaneria |




¡¡¡¡No quepo en mí de Gozo!!!! Por fin ha aparecido el nuevo disco de LA OREJA DE VAN GOGH; “A LAS 5 EN EL ASTORIA”
Vuelven con energías renovadas y nueva cantante, yo que pensé que les sería imposible rellenar el hueco dejado por Amaya.

Ahora encima les patrocina un champú ¿Será que por fin han asumido que son un grupo casposo?

9/05/2008

Artista del trapecio

Publicado por Olga Zaneria |


Su historia resultaba bastante hipnótica. Hablaba y hablaba, de Bali, de sus paisajes, de sus playas, de su música, de sus puestas de sol y de lo fácil que le resultaba apropiarse de la cartera de los incautos turistas.

Hablaba de cómo le conoció, de cómo se dejó atrapar y se vino con él a España. De cómo con él aprendió a jugar al Pócker, observando con atención sus largas noches de timba. De cómo un día, cuando vio que no había más que rascar se marchó de allí pensando: "Con lo bien que se me dan las cartas trabajo no me va a faltar".

Y efectivamente lo consiguió, aquél no era el mejor de los lugares pero había buena gente, había más de los suyos y tenía qué comer y dónde dormir.

Cada noche al terminar la función pensaba: "¡Qué bien! Cada día soy más buena jugando Pócker, la gente me vitorea". Pero la tarde en la que vio jugar a sus jefes… ellos lo hacían mejor y se dio cuenta de que lo que hacía de ella alguien importante no era el hecho de saber jugar bien a las cartas, sino que era la única mona en aquel circo, capaz de jugar al Pócker.

Todo esto me lo contaron sus ojos… pero sin duda lo que más fuerte me dijo fue: “Quiero salir de aquí”