3/31/2010

IPC

Publicado por Olga Zaneria |

En las indiscretas bolsas, como embarazabas de 38 semanas, se vislumbraban al menos dos pack de 24 latas de cerveza y 4 botellas de Johnny Walker, amén de alguna que otra, botella de vino.

Dieta mediterránea, pensé.

El aspecto del señor era como de revisor de la Renfe, unos setenta y tantos años, fibroso pero con un prominente desfiladero por el que mucho antes de la crisis de los cuarenta, parecía haberse despeñado la felicidad. Su gesto era duro, su mirada triste, y su nariz estaba rota por tres sitos. Vestía una chaqueta de tergal gris jaspeado, pantalón de pinza verde botella y un polo azul marino, lleno de goterones de lejía.

Hicimos gran parte del camino, juntos…

Pobre hombre, cuando ya no tienes nada, qué te queda más que flamearte la angustia y tratar de verte doble para tratar de mitigar tu soledad. La crisis no se debería medir por el índice de pecios al consumo, sino por el número de grados de alcohol que la gente necesita ingerir para sobrevivir.

Y así iba yo, inmerso en estos agradables pensamientos. Con la superioridad moral que te confiere, el llenar tu cesta de la compra con leche semidesnatada, bifidús activo y cuatrocientos gramos de pavo, cuando el señor se metió en un bar y le oí decir “Con esto, tiramos hasta el martes, que venga el repartidor.”

Hay que ver lo útil que es, dejar hablar a los prejuicios para que tapen incómodos silencios.

3/28/2010

La procesión salió a la calle

Publicado por Olga Zaneria |


Cansado de ser un Visitante, como Diana en “V,” pero sin estar buena, sólo con la parte reptiliana de la historia, con callosidades en la barriga de arrastrarme por el suelo.

Fui al médico, no acostumbro frecuentarlos, no tiene mucho sentido llevar a arreglar un video Beta en pleno siglo XXI, pero bueno, fui y al analizar el liquido que recorre mis cañerías me dijo: “Es asombroso que sigas en pie.” Al parecer existen unos niveles de normalidad a los que no llego… (jijiji) Estoy anémico perdido
Me preguntó ¿No te sientes cansado, deprimido?

-No, que va, si yo soy la alegría de la huerta…

A los bipolares les prescriben litio para estabilizar el ánimo, ironías de la vida, ahora que se vive rodeado de baterías de móviles varios.
Y a otros nos pretenden devolver la felicidad con un plato de lentejas. ¡Que aproveche!

Es acojonante, Matrix no estaba tan lejos. Ahora será muy moderno vivir en un loft, acristalado y diáfano, pero a la mínima creen poderte tapiar los boquetes demasiado profundos, que nada tienen que ver con la hemoglobina, o estados carenciales de vitaminas.

¿Se puede tabicar el alma con pastillas?

3/26/2010

Lavar y marcar

Publicado por Olga Zaneria |


En aquella vieja barbería de paredes de madera nunca pasaba nada. La rutina es de las pocas cosas que no corta una navaja. Las conversaciones giraban siempre en torno a la quiniela, la carestía de la vida, los negocios del barrio que echaban el cierre y lo mal que había venido el invierno.

Al final de la tarde, mientras barría de izquierda a derecha, una amalgama de mechones tricolor. Entró alguien muy pintoresco, con pinta de andrógino hippie, mesiánico, colgado de acido.
-¿Cuánto cuesta un afeitado?

Al fijarme un poco más, por anatomía y tono de voz, descubrí con estupor que se trataba de una mujer.

-No será nada, no se preocupe.

Los temas banales de avezado peluquero, siempre tan socorridos, aquí carecían de sentido. Estaba afeitando al puto Gandalf con una 85 de pecho.
-Apuré, apuré, ya no volveré al circo.
-¿Era taquillera?
Lógicamente mi desafortunado chascarrillo no le hizo ninguna gracia.

-No soy masoquista, detestaba vivir haciendo hincapié en algo que me produce dolor. Ahora el espectáculo se quedó obsoleto, el público demanda algo menos bizarro y yo soy FELIZ, me siento LIBRE, seguiré teniendo barba, como toda la vida, pero con una Gillette y un poco de espuma, me afeitaré sola, frente al espejo de casa. Nadie tiene porque ver cómo me sacudo mis pelos.

Tras un poco de loción, y los leves cachetes de rigor… Le dije: “Hasta la vista, señora”

3/22/2010

¿A qué jugáis… puedo?

Publicado por Olga Zaneria |


¡Cuánto daño han hecho los Juegos reunidos Geyper!

Cuando en una tarde aburrida, ibas a casa de algún amigo a jugar una partida, siempre estaba el que no sabía jugar, llegaba de nuevas y acataba las reglas sin más, el que decía “Pues yo con mis primas juego así”, el pejiguero que exigía leer las instrucciones antes de empezar y el anfitrión, que al final siempre acababa imponiendo su criterio.

En la vida siempre he intentado, dentro de los márgenes posibles, jugar a mi aire, pero sin desoír nunca a mis compañeros de mesa, si vamos de oca a oca yo no puedo comer y contar veinte.

Yo quiero jugar contigo, me importa una mierda si es con dados o con peones, dime cuáles son tus reglas. Me intentaré adecuar, soy un ludópata empedernido… Si quieres ¡¡¡A patadas me tendrás que echar de tu casino!!!

3/22/2010

Camino de cabras

Publicado por Olga Zaneria |


Es increíble, ayer escribía una conversación friccionada entre dos personas y teniendo muy claro cuál era el desarrollo de la secuencia, la sinopsis era muy concisa, el dialogo me resultaba muy artificial. Cambiaba palabras y giros tratando de encontrar una “voz” más real, hasta que me he dado cuenta que el problema no era definir personajes y hacerles hablar como si uno fuera de Hueva y el otro de Donosti, sino que se trataba de que eran demasiado directos ¡¡¡Hablaban muy claro!!! No había subtexto ni intenciones veladas…

¿Qué enfermedad es ésa? ¿Hemos llegado a un punto donde la franqueza no resulta verosímil?

Resulta que en plena época del GPS, autovías y Streetviews, donde la gente planifica sus viajes y rutas de la forma más directa posible. Teniendo muy presente que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos.

Humanamente seguimos transitando por los sinuosos vericuetos de caminos pedregosos, dando rodeos, ocultando cosas. Si la educación consiste en autocensurarte la sinceridad, ¡Maldita sea la evolución! Yo prefiero ser una mona y vivir sin enmascarar deseos, ilusiones e instintos.

No se trata de ir por la vida, sin filtros, importunando a la gente, pero tampoco de tener un miedo atroz a mostrar lo que se siente, y si algún día, de milagro, dejas escapar algo, es siempre escondido tras un E-mail, un SMS, o escudado en vapores etílicos.

Estoy harto de restringirme a áridos caminos de bandoleros y cabras. ¡Quiero aprender a usar la hormigonera!

3/11/2010

Quemando diccionarios

Publicado por Olga Zaneria |


Cuando no sabemos qué es algo, enseguida vamos al diccionario a buscarlo. Necesitamos definir las cosas para poder maniobrar con ellas, para saber a qué atenernos.

Los sentimientos caben en una enciclopedia, los aparatos electrónicos tienen manuales de instrucciones que nos ayudan a no usar el microondas para ver el “Sálvame” en alta definición.

E incluso nosotros mismos, necesitamos definirnos para saber quiénes somos y proveer a los demás de un etiquetaje, claro, homologado por La Comunidad Europea.
Para esto son muy útiles los partidos políticos, las tribus urbanas, los equipos de futbol… Cuando la filiación política te la lega, en el testamento, tu tatarabuelo, o la ideología te la venden en H&M los principios no duelen, cambian con facilidad. Hay quien a eso lo llama madurar.

Pero para alguien que creyó ciegamente en la revolución del 17, es muy difícil reconocer los desmanes de Stalin. Porque quizá le llevaría a reconocer que ha malgastado su vida.

Algo parecido ocurre cuando al cabo de unos años descubres que la definición que te habías hecho, esa que pensabas que te hacia una, razonable justicia, esa tarjeta con la que te presentabas a los demás es MENTIRA, una ensoñación pueril. Ya te gustaría que esa definición remitiera a ti.

¿Qué hacer? ¿Seguir abrazando la engañifa o asumir que hemos malgastado la vida?

3/10/2010

La suave sobriedad

Publicado por Olga Zaneria |


Cuando un fulano de 62 años y rizada melena grisácea, te dice, encima de un escenario: “No puedo dejar el rock.” Hay que creerle.
Hay mucha verdad en lo que dice y en lo que hace, si además apostilla, ante la entregada multitud, que abarrotaba la madrileña sala La Riviera: «Venimos a traer tristeza porque la vida es triste». y al cabo de un rato canta cosas como:

Ya las tormentas de la vida
por fin me han dado sepultura esta noche
y la tierra que ahora ciega mis ojos
sólo me deja ver tu sonrisa.

El destino trazó mi camino
mientras almacenaba falso sueños
esos sueños que envueltos en sombras
se quedan al final sólo en sombras... sí sombras,
sombras sin recuerdos.

Los malos años siempre me han llegado
encadenados como las tormentas de verano
he cometido el peor de los pecados,
no ser feliz,
y ni siquiera haberlo intentado

Pero no te traiciones nunca, no vale la pena
porque pronto se apaga la llama de fuego de la juventud
no te traiciones nunca, no merece la pena
pues al final de los años, sólo queda el silencio
y quizás un poco de luz.


Sólo se pueden concluir tres cosas, la primera, a Yosi, al contrario que a mí, le sienta bien la sobriedad. “Adiós, adiós”, el último disco de Los Suaves, es una obra maestra, con un repertorio digno de haber servido, de nuevo, casi treinta años más tarde, de suculento aperitivo a los Ramones.

La segunda, que una visión nefasta de la vida no te debe impedir seguir persiguiendo tus sueños, si no esto no tiene ninguna gracia.

Y la tercera, que en contra de lo que se diga, el rock no ha muerto. Si este hombre, cantara y dijera lo mismo, acompañado de una trikitixa, en vez de por la magistral guitarra de Alberto Cereijo y sus compañeros… ¡Le iba a aguantar un concierto, su puta madre!

3/10/2010

¡¡Despierta al Grison que hay en ti!!

Publicado por Olga Zaneria |


No es aconsejable sacar la bandera blanca antes incluso de que suene el primer tiro.

Ya se sabe que, en este ejercito los soldaditos son de plomo derretido, los tanques son de uralita y desde luego, ni el mismísimo Equipo A, nos los podría blindar.Te lo has repetido hasta la saciedad.
No hay siquiera, un claro enemigo, la gran batalla la libramos contra nosotros mismos. Un cuchillo de plástico no te convierte en asesino, y sin embargo, para matarte basta con afilar el mango de un cepillo.

No soy un gran estrega, no me he ganado los galones, he querido desertar, y tras vagar rendido, como un paria, dándome lastimeros latigazos, ahora tengo claro que debo seguir peleando por lo que quiero.

Aunque a veces parece que te desfiguras, dándote cabezazos contra la pared, tranquilo, hasta por los dientes te pueden reconocer.

3/04/2010

Reincorporarse

Publicado por Olga Zaneria |


La Tristeza es un confortable balneario, que tarde o temprano la vida te pone de oferta. No es necesario cuadrar el calendario, aunque está bastante solicitado, allí el que quiere siempre tiene un lugar privilegiado.

El peligro de tener motivos, es que acabas haciendo una hamaca con las pelusas de tu ombligo, y así es fácil quedarse dormido, dejándose mecer por la cómoda brisa del abatimiento.

¿Por qué ir de excursión, si aquí tengo pensión completa y aire acondicionado en la habitación?

He pasado aquí el invierno, esperaba entre siesta y siesta irme muriendo, pero ya está bien de que las vacaciones me las planifique el Imserso.
Si te quieres zombificar, no es necesario que ningún taxidermista te venga a embalsamar.

¡Qué cojones! El año que viene, al Pacifico a cazar tiburones.

3/03/2010

¡Extra, extra!

Publicado por Olga Zaneria |



¡¡¡Por fin el mundo funciona!!!
("El Papa declara: Keith Richards es Dios")

3/03/2010

Licántropos calvos

Publicado por Olga Zaneria |


Seguramente la vida sea en gran medida un descuido, algo que siempre te pilla desprevenido. Durante algún tiempo traté de ocultar la verdad.

Pero ante las primeras lunas, la evidencia no se podía negar. Tú no te tardaste nada en percatar… Ahora ya sabes que soy medio hombre, medio perro, un fallo, una criatura del averno. De nada sirve que te diga que te quiero, que no te voy hacer daño, que trataré de parecer más humano.

Es lógico que a la vida le pidas algo más, que limpiar mis inmundicias y escucharme aullar cada 29 días.

Ya nadie organiza timbas de madrugada con balas de plata, salen muy caras y hace falta mucho valor para comprarlas.

Entre tanto, mientras viene ¿Cuánto aguantará el magnánimo Iker Jiménez apacentándome en su tele?

3/01/2010

Mi cabeza como un bombo

Publicado por Olga Zaneria |


Resulta difícil estar a la altura cuando ya no crees tener, ningún alza que te suba.

Recuerdo que de pequeño solía ver a hombros los conciertos, y cuando empecé a machacar cervicales, tuve la suerte de tener cerca siempre, gente querida en la que sustentarme. Desde allí me era sencillo dominar el escenario al completo, e incluso a veces, marcando el ritmo con el pie, un virtuoso batería me llegué a creer.

Los conciertos se han ido sucediendo, mis amigos siguen ahí, pero yo ni los busco ni los veo, no quiero amargarles el evento… suelo fingir que me pierdo, para que nadie se dé cuenta de que cada vez, voy más a contratiempo y que ya sólo hago percusión en mi cabeza, repitiendo “Ay, ay, ay qué mal que me encuentro ”

He tirado la toalla, dónde me meto, siento que no podría tocar ni en las alcantarillas del metro…

Y de repente, te veo y me das ganas de volver apuntarme a clases y coger durante horas las baquetas, hasta que las manos me sangren. Por aquel entonces, no sé dónde andarás, pero que sepas que la primera canción bonita que aprenda a tocar, te la pienso dedicar.