6/02/2010

Camino de Santiago

Publicado por Olga Zaneria |



La inercia es una fuerza tan monótona que ni siquiera te marea. La voluntad no es un musculo, pero si no se ejercita también se atrofia.

Cuando ante la reiterada frustración te conviertes en sepulturero de tus propios deseos, haciendo horas extras para que nadie huela, siquiera, la pandemia. Enterándolos profundo en tu gran fosa de genocidio, olvidando que la mayoría no murieron de viejos sino porque tú les negaste el auxilio, es fácil dormirse agotado pensando que sus cadáveres ya nunca más te recordaran como era la vida por la que habías apostado.

Pero al despertar de ese coma auto inducido todo sigue igual, sólo que has elegido vivir en una caja de zapatos en lugar de intentar explorar un universo más o menos infinito. Cual hámster enjaulado das vueltas en la rueda porque se supone que hay que darlas y roes porque tus tripas te lo piden.

Mas hasta en el más burdo terror de serie B te enseñan que de ninguna morada asentada sobre un cementerio puede salir nada bueno. Allí sólo hay sitio para alimentar tus propios fantasmas, dejarte mecer en tus telarañas, allí no hay Rambos que puedan sacar del infierno.

Es costoso levantar la cabeza pero si se consigue, con un poco de suerte, te das cuenta que hasta en el averno hay ventanas, para dejar correr un poco el viento.

Se ve un horizonte, caminaré hacia él, que felicidad si me salen ampollas en los pies.

2 comentarios:

Herr Trauriger dijo...

Noble Dama

Veoque a Trompicones pero a Seguido el Unico Conejo que Existe :Consejo Seguir Despertando todas las Mañanas.

A bien Seguro que Estos Despertares a Hora son, no mas Fructiferos si no ....Mas Mejor, esa es la Palabra

El Refran no da Lugar a Dudas

A Santiago Rogando y con las Muletas Dando

Fuerte el Abrazo Noble Dama

Valla ,se me Hace Raro despedirme Sin Ofrecerle un Par de Ostias

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

Me gusta el refrán de Herr Trauriger. Ni qué decir tiene que iremos a dar con esas muletas a Santiago con usted. Unas birras en el Bar Tolo no nos las quita ni Dios!