11/25/2009

Cosa nuestra

Publicado por Olga Zaneria |



Me compré el traje de mil rayas, el sombrero siciliano y la metralleta de tambor e incluso había buscado en el catalogo de Media Mark para intentar “hacer una oferta que nadie pudiera rechazar.
No se me daba bien extorsionar, pero con el tiempo aprendí lo efectivo que era susurrar al oído un dato sobre tus hijos que fuera verdad “¡Ay que ver, lo bien que se lo pasa el pequeño Kevin en los columpios de la 35º con la 9º! ”

Cualquier cosa que me hiciera sentir uno de los vuestros, y lo conseguí, al fin La Familia respondía por mí.
Mis ansias gregarias estaban colmadas, con vosotros me sentía poderoso, era uno más.

Pero de repente me entró mucha inseguridad ¿Cómo ocultar mi condición de soplón? Hiciera lo que hiciera ibais a notar que no era como vosotros, que no era de fiar.

¿Cómo esconder algo que se ve? No tiene ningún sentido, es como querer camuflar un furgón blindado tras un carrito de helados.

Por eso el día de la redada, me puse mis mejores galas, afeitándome a navaja, frente al espejo, pensé que la ocasión merecía una corbata.
Sin dudarlo me rebané el cuello de lado a lado. ¡Qué mejor manera de engalanar a un soplón, que con una tersa y suave “corbata colombiana”.