En 1986 Martin Scorsese dirigiría al gran Paul Newman y al Comeplacentas en “El color del dinero”, una película de billares.
El dinero varía de color según cuantía y país de procedencia, aunque tengo entendido que el más sabroso es casi siempre negro.
Y el billar es muy tostón, yo soy más de interminables futbolines, no sé colorear de dinero maletines, pero si la felicidad se diera a brochazos, sé que los míos, serian negros, rojos y morados… Dibujando un confortable lugar donde no hay nada que explicar, porque allí la gente te sabe ver por dentro, es como si sus lamparinas te pudieran hacer una radiografía.
Yo no pinto nada, mi paleta está muy seca y la brocha espeluchada.
Pero si mi felicidad tuviera que colorear, creo que el tono se parecería bastante al del regusto que me deja en la retina ver a mi gente prosperar.
Aviones en el bosque
Hace 2 años
2 comentarios:
¡Qué asco me ha dado lo del comeplacentas, hermosa! Y lo más espeluznante es que es verdad.
Si mi felicidad tuviera un color sería... naranja.
Noble Olga
Que decir
Lo Mejor de Todo...........Solo VOS
Publicar un comentario